viernes, 16 de mayo de 2008

No hay sábado sin sol, ni mayo sin teatro

Por Adonis Sánchez Cervera
El Caimán Barbudo Digital

Iniciamos el quinto mes del año en la capital, privados de sus aguaceros; sin embargo, la temporada de teatro latinoamericano y caribeño de Casa de las Américas nos ha sido fiel. Junto a otros eventos, como el Ciclo de Lecturas de los Novísimos Dramaturgos Tubo de ensayo, en la Fundación Ludwig de Cuba —un fenómeno que abordaremos en otro momento.


Desde el 9 y hasta el 18 de mayo, más de cincuenta funciones en Pinar del Río, Matanzas, Villa Clara, Cienfuegos, Granma y La Habana, conformaron el programa de Mayo Teatral, devenido segmento cultural que rompe la pasividad de las salas y nos pone al tanto o al menos nos permite disfrutar de lo mejor de las tablas en el área.

Fue mi primera vez. Asistía con la misión de escribir sobre ella en poco más de cien líneas. Breve espacio. No para cuestionar el especulativo timbrar de los celulares en plena función, la paranoia de los establecidos o el vapor de algunas salas, consumiéndonos y martillándonos nuestra condición de habitantes de una isla tropical, sobre todo en las más pequeñas, adonde anclaron los espectáculos nacionales. Llover sobre mojado.

Mayo Teatral fue tal éxito, por la acertada curaduría y la diversidad de géneros y propuestas, que ya comienza a extrañarse. A proscenio subieron figuras y colectivos emblemáticos de México, Brasil, Puerto Rico, Colombia, Ecuador; mientras que, del patio, todas las obras seleccionadas fueron premios Villanueva de la Crítica.

Hubo, además, talleres sobre dirección de actores y construcción de instrumentos musicales alternativos.

La actriz mexicana Ofelia Medina en Íntimamente, Rosario de Chiapas
Ofelia Medina enÍntimamente, Rosario de Chiapas

1. Para ver a Ofelia Medina enÍntimamente, Rosario de Chiapasbasado en el libro Poesía no eres tú de Rosario Castellanos, lo hice desoyendo todo el mito febril que rodea a una de las actrices más reconocidas de México. En un arriesgado, e innecesariamente largo, espectáculo poético-musical en el que la palabra alcanza su densidad mayor a través de los versos de Rosario, que es la voz de todas las mujeres en urgente reclamo por su emancipación, la actriz fulgura, en un erotismo desbordante y contenido a la vez, entre la danza y el histrionismo. Antes Ofelia fue Frida Kahlo en Frida: naturaleza viva; ahora es Rosario Castellanos, consecuente con el pensamiento y la militancia humanista de la poetisa chiapateca. La fuerza expresiva de esta mujer es inmensa.
Hacia esa misma dirección femenil, apuntó el espectáculo de danza contemporánea Los materiales de la ira y el amor, del gran maestro ecuatoriano Wilson Pico, por primera vez en Cuba y celebrando cuarenta años de entrega a la dramaturgia del cuerpo. Sobre sus obras la crítica internacional apunta: “se posesionan del público porque la descarga humana es poderosa. Pico es lo que baila, y despojado de todo formalismo gratuito…”. Recital conformado por tres coreografías: La Beata y Mujer, que datan de 1975; y Boca-Ira de 1985; definitivamente entrañables, aunque polémicas en su hora natal, en las que el gesto sustituye al diálogo de forma elocuente. Es un acto de desagravio: en escena, un hombre vestido de mujer, sin remilgos, lejos del travestismo satírico visto en otras representaciones, denuncia algunos lastres como el hambre, la religión o la falsa fe; y la confinación doméstica, conflictos y tradiciones locales, con los que ha convivido la mujer latinoamericana pobre, a partir de una experiencia cercana, y en ocasiones familiar. Entreactos, el bailarín, en cálido diálogo con el público, va trasmutando física y espiritualmente de un personaje a otro.

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